El Institut d’Estudis Financers y Barcelona Centre Financer Europeu celebran una jornada de debate sobre el impacto de las nuevas tecnologías en el sector financiero. El evento tuvo lugar en la Bolsa de Barcelona, un lugar muy recomendable para visitarlo cualquier día ya que está abierto al público. Es muy curioso ver todas esas pantallas con la fluctuaciones de los valores bursátiles y grupos reducidos de inversionistas comprando y vendiendo valores. Obviamente, hoy en día, la mayoría de las operaciones bursátiles se ejecutan en sitios remotos a través de ordenadores conectados a Internet, y los edificios bursátiles se han quedado como mero recuerdo de lo que fueron hace años.
La jornada fue muy interesante porque debatimos el futuro de los servicios financieros con participantes de la banca tradicional, de start-ups Fintech, y de la academia.
Desde mi punto de vista el mundo de la banca es plenamente consciente de que su modelo de negocio tiene los días contados, y saben que si quieren evitar convertirse en meros proveedores de servicios y perder el contacto con los clientes tienen que utilizar los datos transaccionales para ofrecer valor añadido. Esos datos transaccionales que llevan décadas recopilando tienen un valor inmenso ya que codifican nuestras vidas diarias de una forma muy explicita. Se habla muchísimo de los datos que los gigantes de Internet recopilan a diario (Facebook, Apple, Amazon, Google) pero los bancos tienen datos más explícitos de nuestras vidas diarias y desde hace muchísimo más tiempo (antes de Internet!). Para mi está claro que tienen que aprovechar esos datos para extraer conocimiento sobre los clientes a través de técnicas de Machine Learning. Con ese nuevo conocimiento los bancos tienen que empezar a ofrecer servicios que nos ayuden a tomar mejores decisiones y a solucionar problemas. En otras palabras, tienen que empezar a ofrecer servicios orientados al cliente, y no simplemente un catálogo de productos y servicios financieros.
Probablemente estos servicios impliquen la colaboración con otros sectores. Los banqueros no tienen dudas sobre el cambio que tienen que realizar, y tienen muy claro que los bancos se van a convertir en empresas de software. La dificultad radica en encontrar las fórmulas para mover estas estructuras inmensas que llevan tantas décadas dedicándose a lo mismo con tanto éxito. Los bancos capaces de moverse rápido y reinventarse serán los que consigan nuevos modelos de negocio que les permitirán seguir contando con el valor del contacto con sus clientes.
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